Tras unas palabras de bienvenida del director del centro, José Antonio Cárdenas, que lamentó la falta de espacio que el INB padecía para esta clase de actos, hizo la presentación del autor.’ José Luís Laynez hizo historia de su relación personal con Alfonso López, al que dijo conocer a través de la imprenta donde el poeta editaba sus libros y que él al principio acogió despectivamente, ya que repasando algunos de sus versos los encontró carentes de toda disciplina literaria. Al señalar algunas de las faltas, Alfonso le respondió sorprendido ingenuamente: ¿Y eso qué es?.

Reconoció que había un poeta en el fondo, pero no en la forma. Más adelante se fueron estrechando los lazos de amistad al mismo tiempo que el poeta iba adquiriendo sobre el fondo la forma. A continuación, el poeta explicó con sencillas palabras su historia, diciendo que su niñez y juventud habían transcurrido en contacto con la naturaleza como pastor, que sin saber leer ni escribir había sentido en su interior el deseo de hacer versos que rústicamente, sin ajustarse a ninguna preceptiva literaria, brotaba como un manantial impetuoso del interior de su alma. Después de su servicio militar, donde aprendió a escribir, ya fue asimilando y conociendo las reglas que van notándose en sus recientes libros. Alfonso López leyó algunos versos de su libro «Cartas a María», teniendo un fondo musical en la guitarra de Antonio Padilla, joven promesa que con arte y sentimiento cantó algunos- versos.

Finalizó el acto con un coloquio en el cual, Alfonso López, con mucho gracejo y sencillez, respondió a numerosas preguntas del auditorio que inquisitivamente se interesó por las distintas fases de su vida. Sacamos la impresión, de estar ante un hombre que habiéndose criado entre riscos de montañas, sintiendo la poesía que irradian el canto de las aves, el rumor de aguas cris taimas que brotan alegremente entre las piedras, y el parpadeo de las estrellas; absorto en sus pensamientos sobre la belleza del entorno,.al entrar en contacto con la sociedad siente la amargura y el pesimismo de que no todo, es claro. en. el amor y. la amistad que él siente en su corazón. Alfonso, dedicó con cariño, muchos de sus libros a los admiradores que piensan que están ante un poeta de cuerpo entero. Un aroma de tomillo y romero, mezclado con el sonar de cencerros, nos rondaba en nuestro pensamiento mientras abandonábamos el lugar. Adelante en el quehacer y ¡Suerte Alfonso!