Situado en la Plaza Porticada desde 1952, casa Cahete se convierte con 63 años en el bar más antiguo de la ciudad de Berja. Su nombre nace de la errata de un niño, que cuando no sabía pronunciar determinadas palabras las sustituía por “cahete”, que terminó siendo el apodo de toda una familia. Un bar antiguo con mucha solera, que se mantiene igual desde que abrió.
Se pueden distinguir dos ambientes que hacen de casa Cahete un lugar inconfundible; por una parte el interior, que con sus techos altos, paredes alicatadas en blanco y negro, aseos cuanto menos inusuales, su larga y elegante barra o su máquina de tabaco en pesetas te hacen viajar en el tiempo y sumergirte en el pasado. En el exterior, el aire andaluz de las mesas flamencas con sus sillas de enea acompañadas de la tranquilidad que rebosan los arcos de la plaza y sus dos fuentes engloban el entorno perfecto para disfrutar de un buen vino. Pero el ingrediente para cerrar el circulo que diferencia Casa Cahete es el sabor.
En la cocina tradicional, que dirige Encarna Garcia, se mantienen las recetas y la calidad de los productos que se emplean en los platos desde que se abrió el bar. Comida bien hecha y sin artificios, para mojar pan. Lomo con ajos, carne con tomate, patatas al ajillo, sobrasada ibética, quijadilla, arroz con caracoles, jibia en salsa… son tapas que a cualquier virgitano se le vienen a la mente cuando piensa en buena comida. Y es que los clientes, al igual que la cocina y el bar se mantienen generación tras generación. Familias como “Los Caba”, «Los pescaderos”, «Los Villalobos”….comenzaron visitando el bar con sus padres y lo siguen haciendo a día de hoy con sus nietos. Por eso, para Encarna García “lo más especial del Cahete son sus clientes” y a pesar de las numerosas personalidades que pasan por allí, ya sean políticos, toreros o artistas, entre los que destacan Fran Rivera, el Padilla y Manolo Escobar.
Pero son los clientes de toda la vida los que terminan dejando anécdotas como comerse más de 30 flanes o casi medio centenar de huevos por apostar con un amigo, o los que entran a saludar a la cocina cuando llegan y se sienten “como en casa”. Encarna define a su equipo como “excelente”, todos son amigos y mantienen una estupenda relación tanto dentro como fuera, “mientras trabajamos somos un equipo y cuando terminamos amigos y familia, todos somos uno”.
Desde que Antonio Rodriguez fundó el bar con su mujer Teresa García y sus dos hijos Antonio y Pepe, que empezaron a trabajar allí con apenas ocho años, es como si el tiempo se hubiera detenido en el número 15 de la Plaza Porticada. Allí hay un rincón que pertenece a todos los virgitanos, en el que se viven momentos de fiesta con amigos o familiares, no importa que sea carnaval, Semana Santa o un domingo cualquiera, siempre es un buen día para comer bien.