El Juzgado de lo Penal número 3 de Almería ha condenado a un agricultor de 39 años por un delito de realización arbitraria del propio derecho en grado de tentativa después de que acudiera a una alhóndiga en Berja con una barra de hierro para reclamar el pago de unas partidas de calabacines que «presuntamente» había entregado, de forma que al no conseguir su objetivo, intentó llevarse una pantalla de ordenador en pago por la deuda.
El hombre fue condenado también por una falta de lesiones, ya que en el momento en el que abandonaba la comercializadora con la pantalla, una de las trabajadoras intentó arrebatarle la barra de hierro que portaba, con lo que finalmente se lastimó en el forcejeo que se produjo entre ambos.
La sentencia, consultada por Europa Press, declara probado que sobre el mediodía del 14 de mayo de 2011, el acusado se dirigió a las instalaciones de la empresa ubicada en el polígono de La Tomillera con una barra de hierro de 60 centímetros de larga y unos 2,5 centímetros de diámetro.
Una vez dentro, el acusado gritó «que me paguen lo que me deben», de forma que comenzó a reclamar reiteradamente el abono del precio de unas partidas de calabacines que «presuntamente» había entregado en el almancén. Fue ante la negativa de los empleados cuando el hombre se dirigió a una de las mesas y arrancó el enchufe de una pantalla de ordenador con intención de llevársela.
Así, una de las empleadas aprovechó este momento para intentar arrebatarle la barra de hierro al acusado, de modo que durante el forcejeo, ambos cayeron al suelo. Ante esta situación, varios trabajadores corrieron a socorrer a su compañera, de forma que incluso uno de ellos recibió una patada del acusado, aunque no le causó lesión alguna.
Por su parte, la mujer sí sufrió una esguince en la muñeca derecha que le tardó 66 días en curar de los que diez estuvo impedida para sus labores. En este sentido, el hombre ha sido condenado a pagar a su víctima 2.280 euros por las lesiones así como a un mes de multa a razón de tres euros diarios.
Aunque el hombre no llegó a apoderarse de la pantalla de ordenador, que quedó intacta durante el trifulca, ha sido condenado por un delito consumado de realización arbitraria del propio derecho a nueve meses de multa a razón de tres euros diarios, esto es, 810 euros. La sentencia fue declarada firme y contra la misma no cabe recurso alguno.