Tres hermanos de una humilde familia de Berja sufrieron una fuerte intoxicación por ingerior unos boquerones aderezados accidentalmente con sulfato y cocinados para condimentar unas inofensivas gachas

UN descuido o tal vez una simple imprudencia provocó funestas y graves consecuencias para la familia Parra Ferrón vecinos de la localidad de Berja. La tragedia aconteció en la propia vivienda familiar. Unos boquerones aireados al sol para secarse, impregnados accidentalmente con sulfato y cocinados para condimentar unas «gachas colorás» provocaron la muerte de tres hermanos, miembros de una humilde familia, vecinos de la barriada de Peñarrodá tras sufrir una fuerte intoxicación por la ingestión de un producto químico de consecuencias terribles. Los boquerones «aliñados» acabaron trágicamente con las vidas de los hermanos Pedro, Concepción y José Parra Ferrón de 63, 59 y 47 años de edad respectivamente.

El día invitaba a almorzar en el porche de la casa-cortijo que la familia Parra Ferrón poseía en la barriada de Peñarrodá. El día 25 de septiembre de 1995, despedido ya oficialmente el verano, estaba siendo un tanto caluroso para esas fechas y el sol lucia en su máximo esplendor. En la mesa de comedor instalada provisionalmente frente a la puerta del cortijo, en torno a las dos y cuarto de la tarde, junto a las tres victimas mortales, otros siete comensales más entre ellos un niño de corta edad y una mujer de avanzada edad se sentaban en torno a la mesa para almorzar unas apetitosas gachas.

La tragedia tuvo un rápido e inesperado desenlace, cuando no hacia ni media hora que la familia había iniciado la comida. En un momento determinado, varios de los comensales empezaron a sentirse mal afectados de nauseas y fuertes dolores estomacales comenzando a perder la visión.

Pedro Parra Ferrón fue el primero de los intoxicados en caer desplomado sobre la mesa cuando apenas llevaba ingerido medio plato falleciendo veinte minutos después en el ambulatorio médico de Berja sin que llegara a comenzar la digestión de los alimentos consumidos, sin que los sanitarios pese al esfuerzo en salvarle la vida pudiesen remontar su gravísimo estado.

Su hermana Concepción de 59 años de edad fue evacuada urgentemente en una ambulancia hasta Almería, ingresando en estado comatoso falleciendo en la Unidad de Cuidados Intensivos del centro médico de Torrecárdenas unas cuatro horas más tarde. Su otro hermano, José Parra Ferrón de 49 años de edad, entró en un coma profundo como consecuencia de la virulenta infección quedando en estado vegetativo falleciendo una semana después en el hospital médico de la Cruz Roja.

Un día más tarde de producirse la tragedia y practicadas las autopsias, los médicos forenses remitieron vía aérea al Instituto Nacional de Toxicología de Madrid, restos de las vísceras de los fallecidos para su estudio y análisis y determinar el elemento químico causante de la toxiinfección.

En el hospital, Torrecárdenas, en la Unidad de Cuidados Intensivos, fue ingresada Encarna Parra pariente de los fallecidos, en estado muy grave aunque finalmente los médicos pudieron eliminar la toxicidad del envenenamiento y lograron salvarle la vida recuperándose en planta.

Según se pudo conocer posteriormente, los boquerones secos utilizados para condimentar una olla de gachas «colorás», habían sido fumigados accidentalmente con un producto químico de alta toxicidad. Los boquerones, se expusieron a secar sobre unas parras existentes en la puerta del cortijo unos días antes y quedaron impregnados por el insecticida.

Curiosamente, el potaje no intoxicó gravemente a otros miembros de la familia, entre ellos un niño y la abuela casi centenaria ya que el grado de afectación fue mínimo. La mujer, Concepción Ferrón Fernández de 92 años y madre de las tres victimas y el menor Jesús Parra Ruiz de ocho años, inexplicablemente no sufrieron graves complicaciones, aunque la anciana permaneció unas semanas hospitalizada sometida a distintas exploraciones y tratamiento médico al tratarse de una persona de salud delicada dada su edad.

Los responsables sanitarios del hospital Torrecárdenas acostumbrados a tratar casos de envenenamiento por el uso de plaguicidas entre los agricultores de la comarca del Poniente, mostraron su extrañeza ante la sintomatología presentada en varios de los intoxicados por el órgano fosforado, que actuó de forma fulminante.

La instrucción del caso corrió a cargo del juzgado numero 8 de Almería y las diligencias fueron instruidas por la Unidad de Policía Judicial de la Guardia Civil, personada hasta la barrida virgitana donde se produjo la masiva intoxicación. La tragedia de la familia Parra y las circunstancias en que se produjeron estas muertes causaron una profunda consternación no solo en el municipio virgitano, sino en toda la provincia en general. El entierro de las victimas concentró a prácticamente todo el pueblo, ya que se trataba de una familia muy querida y apreciada en la localidad que se había ganado el cariño de sus convecinos.

Al sepelio acudieron las autoridades locales y en las dependencias del ayuntamiento de Berja las banderas ondearon a media asta en señal de luto. El ayuntamiento decidió suspender las fiestas de la barriada que se iban a celebrar una semana después. Como dato indicar, que ese año, en la provincia de Almería se produjeron seis casos de toxi infecciones por la ingestión de productos en mal estado de tipo bacteriano.

Fuente: El almeria