Por la mañana, a las doce, comenzaron los actos con la celebración de la santa misa, en la que participó el coro «Ritmo Flamenco». Al medio día de esa jornada llegó a la localidad Monseñor don Santiago Gómez Sierra, Obispo de Vergi (Auxiliar de Sevilla), quien presidiría los cultos principales que se celebraron por la tarde. De este modo, el prelado sevillano se personaba en el majestuoso templo parroquial minutos antes del comienzo del rezo del rosario para participar en él, saludando afablemente a cuantos se acercaron a él, demostrando así su humildad y cercanía, algo que agradó mucho a los fieles. Acompañado del párroco y del Hermano Mayor, escuchó con atención todos los datos que se le explicaron sobre la devoción a la Virgen de Gádor y la historia del templo parroquial. Tras el rezo del rosario y la novena, el obispo presidió el canto solemne de la Salve, tras el cual comenzó la Santa Misa Estacional, en la que concelebraron con él varios sacerdotes y estuvieron presentes los alcaldes de Berja, Ugíjar y Canjáyar, varios Diputados Provinciales y la Corporación Municipal virgitana.
El prelado desgranó en una fervorosa homilía el sentido de la devoción a la Virgen, haciendo constantes referencias a la historia de la imagen y al patrón de Berja, San Tesifón, fundador de la desaparecida diócesis de la que él es titular.
La Eucaristía contó con la participación de la Coral Emilio Carrión, de Almería, que preparó para la ocasión un delicado repertorio y que colaboró a dar un mayor realce a la celebración.
Tras la misa, poco después de las nueve de la noche, comenzó la solemnísima procesión de alabanza a la Santísima Virgen de Gádor, que congregó durante su recorrido a miles de personas, muchas de ellas provenientes de localidades vecinas y de la capital.
El cortejo iba encabezado por la Banda de Cornetas y Tambores «Clavos de Cristo», a quien seguían la cruz parroquial y el estandarte, y unas larguísimas filas de fieles portando velas. Continuaba la comitiva la amplia representación de hermandades y cofradías, entre las que se encontraban –además de todas las virgitanas-, las hermandades del Santo Cristo de la Luz de Dalías, San José María Rubio –de la misma localidad-, y la Hermandad de Nuestra Señora de la Cabeza Coronada, patrona de Motril. Tras las cofradías se situaron las Esclavas de la Santísima Eucaristía y de la Madre de Dios, que son las religiosas que tienen casa junto al santuario de la Virgen. Les seguía el cuerpo de Camareras de la Patrona, tras el cual se situaban el Hermano Mayor, el Secretario –portando el nuevo Libro de Reglas-, la Camarera Mayor y el Hermano Mayor de la patrona motrileña.
Los más próximos al trono de la Virgen eran los integrantes del cortejo litúrgico que, por primera vez, escoltaba a la patrona. Las dalmáticas y los ciriales fueron cedidos para la ocasión por la Cofradía del Cristo de la Buena Muerte y por la de Jesús Cautivo de Medinaceli.
El paso de la Virgen, portada por cuarenta y dos horquilleros, iba adornado por mil varas de nardo y varios cientos de rosas, los cuales habían sido ofrecidos a la Virgen por los virgitanos en la multitudinaria ofrenda floral realizada el día anterior. La venerada imagen iba ataviada con el manto azul que se adquirió por suscripción popular en el año 1993, portando una saya antigua que perteneció a la imagen destruida en la Guerra Civil.
Detrás justo del paso se situó el Sr. Obispo, que presidió la procesión acompañando a la Santísima Virgen junto al párroco de La Anunciación. Seguidamente se ubicaron las autoridades civiles, cerrando el cortejo la Banda Municipal de Berja.
La procesión se prolongó hasta pasadas las once y media de la noche, hora en que la Virgen fue colocada en el atrio del templo para que desde allí presidiera la quema del artístico Castillo de Fuegos Artificiales y la gran traca que se disparó en su honor.
Tras esto, y a los sones de su himno, interpretado por la Banda Municipal, la Virgen penetró en el abarrotado templo entre los vítores y aplausos de los fieles. Una vez colocada al pie del altar, la hermandad repartió entre los asistentes las flores del paso.
El domingo, tras la eucaristía de las 18:30 h., la imagen de Nuestra Señora volverá a su santuario, donde permanecerá hasta el segundo domingo de cuaresma del próximo año, fecha en que volverá a bajar a la ciudad.
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