Parece que el viento que azota de vez en cuando el Poniente almeriense ha desarrollado una fijación con el mismo invernadero: uno que está en Berja y que ya ha sufrido en un año tres vendavales. De modo que sus dueños ya no se explican el por qué de tan mala fortuna ni cómo van a seguir reparando los daños, porque sus cultivos quedan muy perjudicados y aún les falta mucho por pagar de la cantidad por la que lo adquirieron.
Andalucía Directo ha sido testigo del asombro y el cansancio de estos agricultores a los que los cielos parecen haber cogido manía.