La ciudad de Berja ha vivido esta tarde una de las despedidas más sentidas y multitudinarias que se recuerdan. El funeral del virgitano Antonio Campos ha congregado a cientos de personas en la Parroquia de la Anunciación, un templo que se ha quedado pequeño ante la enorme muestra de cariño y respeto hacia su figura.
No ha sido una despedida cualquiera, sino una despedida a la altura de lo que Antonio significaba para Berja. Representaciones de las distintas hermandades y cofradías de la localidad han querido acompañarle en su último adiós, mostrando su huella en la vida religiosa y social del municipio.
Tanto en el tanatorio como en la iglesia se han sucedido las muestras de afecto y condolencia, llegadas no solo desde todos los rincones de la provincia, sino también desde lugares como Granada, Motril o Guadix, reflejando el aprecio que despertaba tanto en asociaciones, hermandades e instituciones.
Uno de los momentos más emotivos se ha vivido en el Santuario de la Virgen de Gádor. La Hermandad decidió bajar la imagen hasta los pies del templo para que el féretro pudiera acercarse. Antonio, quien fue Hermano Mayor de la Hermandad de la Patrona de Berja, recibió así su último adiós bajo la mirada de su Virgen, rodeado del calor de su familia, amigos y vecinos.
La ciudad de Berja despide con dolor a un hombre que deja una huella imborrable y un recuerdo eterno en todos los que lo conocieron.