Las islas afortunadas, un mito griego en el que se hablaba de un lugar perfecto para el descanso eterno, lleno de paz, tranquilidad y belleza, algo así como el Paraíso o el Cielo dentro de la religión católica, es el mismo concepto que se emplea para hablar de las Islas Canarias.
La razón está clara, y es que los afortunados somos nosotros por poder disfrutar de un pedacito de Cielo en el tierras españolas, con temperaturas espectaculares a lo largo de todo el año y extensas playas bañadas por un mar azul turquesa que hace las delicias de sus habitantes y de quienes deciden visitarlas.
Los atractivos que ofrecen las islas son sin duda el mayor reclamo para tomar la decisión de realizar un crucero por Canarias, por su territorio y para conocer de cerca y en primera persona estas tierras volcánicas que por suerte se encuentran tan próximas y a nuestro alcance.
Ventajas que aporta visitarlas en un crucero
Si hay algo por lo que reconocemos a las Canarias es por sus bellas playas, así que no es de extrañar que llegar a las islas Canarias en crucero navegando por sus aguas sea uno de los modos más bonitos de viajar y de adentrarse en cada una de ellas.
Como gozan de un clima constante con temperaturas agradables durante todo el año, cualquier época puede ser perfecta para elegirlas como destino para una escapadita de relax con un itinerario que os sorprenderá desde el primer momento.
Haciendo escala en los puertos elegidos es como se consigue apreciar cada lugar primero desde una perspectiva marítima y luego ya tierra adentro con las distintas rutas y excursiones programadas por la naviera.
Cruceros con múltiples propuestas
Aunque hablamos de espacios cercanos entre sí que tienen características comunes, como las buenas temperaturas o que todas las islas del archipiélago cuentan con volcanes, cada una de las siete islas es totalmente única y diferente a las demás.
La ciudad portuaria de Santa Cruz de Tenerife, con un casco antiguo repleto de monumentos y lugares de interés como la parroquia Matriz de Nuestra Señora de la Concepción, muestra del barroco canario, o el mercado municipal nuestra señora de África, al que acuden a diario los chicharreros a comprar alimentos frescos, es una parada obligatoria.
Otra de las escalas nos lleva a Las Palmas, la capital de Gran Canaria, donde sus playas, como la de Las Canteras, con fina arena dorada, nos invitan a pasear por la orilla o a tomar el sol.
Y si preferimos contemplar una estampa totalmente marinera, nada más fácil que hacerlo en Arrecife, la capital de Lanzarote, donde se ubica el charco de San Ginés, un pintoresco puerto de chalanas de madera y rodeado por pequeñas casas de pescadores.