Los problemas de fertilidad son cada vez más comunes en ambos sexos. Y el debate está servido: unos pocos opinan que se trata de un proceso evolutivo, pero en los ambientes médicos y científicos las teorías apuntan hacia otro lado.

Vamos a analizar brevemente este tema, y si quieres saber más te recomendamos entrar en mifertilidad.es.

¿Es la evolución o se trata de nuestra situación?

Frente a algunas teorías evolutivas bastante peculiares, ginecólogos y profesionales médicos opinan que no existe ninguna base sólida que sostenga las mismas.

Y es que los datos estadísticos recopilados hasta el momento confirman que es nuestro modo de vida actual el principal causante del aumento de los problemas de fertilidad.

Tanto es así, que en las zonas menos desarrolladas del planeta no existe tal problema, sino exactamente el contrario.

Los factores personales, ambientales y conductuales son la clave

Veamos cómo afectan todos estos factores a la fertilidad de la población occidental:

La edad

Hablemos claro, porque en este punto médicos y ginecólogos son unánimes: en el caso de la mujer, el incremento de los casos de infertilidad se debe principalmente al aumento de la edad media de las mujeres que deciden ser madres.

A partir de los treinta años la capacidad fértil de la mujer disminuye rápida e inexorablemente. Y en los hombres es un factor que también pesa, aunque no resulte demasiado relevante. Pero no olvidemos que todo suma.

La mala alimentación y la obesidad

Una alimentación deficiente provoca un mal funcionamiento de todos los órganos del cuerpo. Y el aparato reproductivo no es una excepción: hombres y mujeres con deficiencias nutritivas son más proclives a sufrir trastornos de fertilidad.

Y cuando hablamos de deficiencias no hablamos solo de carencias nutricionales: la obesidad no es más que una deficiencia nutritiva por exceso y una de las principales causas de que aparezcan problemas reproductivos en mujeres.

Si a esto unimos que las personas con sobrepeso son más propensas a sufrir diabetes, tenemos el cóctel perfecto, especialmente cuando nos vamos alejando de la treintena.

Sustancias tóxicas: tabaco, alcohol y otras drogas

No nos extenderemos en este punto, puesto que cualquier persona medianamente informada conoce la influencia negativa de estas sustancias en la fertilidad femenina y en la masculina.

El estrés

Que el estrés es nefasto para la capacidad natural de fertilización es un tema que no admite discusión. Incluso el propio estrés de tener que someterse a un tratamiento de fertilidad puede ser un impedimento.

De hecho, no son nada infrecuentes los casos de mujeres que quedan encintas tras abandonar un tratamiento, dando por sentado que nunca conseguirán ser madres. Y es al liberarse de la presión cuando les llega la agradable e inesperada sorpresa.

La contaminación ambiental

Pese a que no es considerado un factor determinante, existen datos estadísticos concluyentes: en los países occidentales las tasas de infertilidad son superiores en las áreas de mayor contaminación ambiental.

Este dato debe manejarse con cuidado, porque lo cierto es que esas zonas suelen corresponderse con las áreas metropolitanas en las que el estrés también tiene mayor prevalencia: ¿es la contaminación, es el estrés o son ambas cosas actuando sinérgicamente?

Los análisis periódicos nunca están de más

Independientemente de las causas que puedan producir infertilidad, la realización de análisis periódicos, y mejor antes de alcanzar los treinta años de edad, es una gran idea para prevenir o detectar a tiempo cualquier disfunción reproductiva. Esto es válido para hombres y para mujeres.

Mediante la realización de los mismos evitaremos enterarnos de que tenemos un problema en el último minuto del partido, cuando la edad nos impedirá ponernos a tratamiento con la calma y el reposo que la situación exige. No olvidemos que las prisas son malas consejeras.