«María ya no está con nosotros». Con esas palabras conocí su pérdida el pasado día catorce, una triste noticia transmitida con delicadeza, con serenidad y con aceptación que me dejó, con su lectura, un hondo vacío. Así era María para nosotras -las demás personas que componemos la junta directiva de la Cofradía de la Verónica-: un ejemplo de delicadeza, de serenidad y de aceptación, un modelo de paz, discreción y bondad, una persona alegre, risueña y servicial. Nos regalaba canciones con su dulce voz y palabras amables en momentos duros.

Ahora es un momento duro porque se nos fue antes de tiempo y ella no está para hacérnoslo más llevadero con su ternura. Pero me consta, y me tranquiliza saber, que se puso en las manos de Dios, en el que confió hasta el último aliento y que estaba en paz, y esa paz permanece y es la que transciende hoy la distancia, el vacío o la soledad. Esa paz que, al fin, es la que todos perseguimos.

Ella deseaba representarnos en la procesión de San Roque, como lo hiciera el año pasado, y no pudo ser. La presenció, de seguro, desde el palco de honor. «María de Gádor López Sevilla, siempre estarás dentro de todas nosotras».

El próximo sábado, 30 de agosto, a las 20:00 horas, en la parroquia de la Anunciación de Berja, se ofrecerá una misa por su eterno descanso. Descanse en paz.

Rocío Domínguez, en nombre de todas tus amigas de hermandad.

Agosto 2014.