Conocemos a Francisco, natural de Berja, que lleva en Letonia doce años y se siente plenamente integrado en el país.
Con él quedamos en la estatua de Roland, en pleno centro de la ciudad, antes de llevarnos a la antigua cárcel de la KGB en Riga, la policía secreta rusa.
Francisco nos habla sobre la dureza del invierno letón mientras paseamos por el Río Daugava, que desemboca a pocos kilómetros de la ciudad.