La Avenida Manuel Salmerón, la principal de Berja, se ha abierto al tráfico, tras concluir unas obras diseñadas por el Ayuntamiento de la localidad que van a suponer un gran cambio en la ciudad, puesto que se trata de la calle que recibe a todos los visitantes que deciden visitar la urbe, como paso ineludible.

Los trabajos realizados adquieren mayor trascendencia teniendo en cuenta que la Avenida Manuel Salmerón es la que presenta una mayor densidad comercial, el mayor número de comercios, de Berja, por lo que las obras no sólo potencian el turismo, al agrandar y embellecer las vías por las que tienen que pasar los visitantes en su llegada y estancia en la localidad, sino también el comercio, uno de los pilares fundamentales de la economía local, ya que facilita el acceso a los escaparates.

La Avenida ha recibido una importante actuación que ha cambiado profundamente su aspecto. La variación se inicia con cambio de pavimento, que se ha realizado en dos materiales diferentes. Su primer tramo, el incluido en el casco histórico, ha recibido adoquines, para mantener el matiz tradicional de la zona.

El cambio en el suelo no se ha limitado al pavimento, sino que ha continuado con la construcción de nuevos pluviales, de los que carecía anteriormente la Avenida en el primer tramo del proyecto, que discurre por el casco antiguo. El suelo ha sido objetivo de más actuaciones, ya que no sólo la zona de paso de tráfico rodado ha recibido mejoras, sino también la de peatones, en la que, además, más énfasis ha efectuado el Consistorio.De este modo, la Avenida Manuel Salmerón cuenta ya también con un nuevo acerado, que le ha aportado esta profunda actuación. Las flamantes y nuevas aceras están constituidas por mármol de Macael, formando dameros (blancas y grises), a lo largo de toda la vía. La acera presenta otra peculiaridad, buscada para defender los derechos de los peatones, especialmente de los mayores y los que padecen algún tipo de discapacidad, ya que carecen de bordillos tradicionales. Sus límites forman rampas que facilitan notablemente su acceso y salida.

Las obras también han aportado a la Avenida una novedad, pensando igualmente en el bienestar de los peatones y de los colectivos citados anteriormente. Las intersecciones con calles colindantes se mantienen al nivel de las aceras de Manuel Salmerón, por lo que los caminantes no experimentan descenso y luego elevación de nivel alguno, sino que se mantienen siempre en el mismo plano. La misma política de defensa de los peatones ha llevado a las actuaciones a colocar en las aceras bolardos que impedirán que los vehículos estacionen o se detengan sobre ellas.

Las actuaciones han aprovechado también los trabajos sobre el pavimento para soterrar los cables y, por tanto, dejar libres de ellos a los edificios de la Avenida, en muchos casos, con ilustres fachadas de gran interés cultural, embellecidas ahora sin el cableado que las circundaba, aunque esta última misión aún no está terminada, puesto que faltan todavía por retirar.

Las obras han realizado más modernizaciones, en el cauce del suministro del agua potable y en el alcantarillado, para mejorar también estos servicios elementales a los vecinos de una Avenida que se abrió como resultado de un proyecto de ensanche urbano de tipo ortogonal a mediados del siglo XIX, con el nombre de calle La Unión, y que tomó su denominación actual tras la muerte, en la epidemia de ‘gripe amarilla’ de 1918, del poeta virgitano Manuel Salmerón.

• Otro de los elementos que ha recibido una profunda modernización ha sido el alumbrado. El tramo histórico ha contemplado cómo se le ubicaba una farola fernandina, más adecuada a su aspecto tradicional, con una bombilla más eficiente y de menor consumo. La sección restante de la Avenida ha recibido otra más moderna. Ambas han sido colocadas al tresbolillo, por lo que la calle ha multiplicado notablemente su iluminación.

Las obras han tenido una duración de ocho meses, ya que, tras comenzar en octubre, se han visto entorpecidas frecuentemente por las condiciones climatológicas adversas, que obligaron a detenerlas. Se han desarrollado bajo el Plan Proteja, por la empresa AJUMI SL, con la dirección y proyección del arquitecto Guillermo Gutiérrez Alcoba.

 

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