La Junta de Andalucía ha dado autorización ambiental al proyecto para explotar el Pozo Lupión, en Berja, y reactivar la minería subterránea en la Sierra de Gádor con la extracción de zinc, fluorita y galena y la creación de 60 empleos.
La actuación promovida por la empresa Minera de Órgiva, con sede en Granada, se extenderá sobre nueve de las 16 cuadriculas investigadas que abarcan 274 hectáreas en superficie y suponen un 13,75 por ciento del total del georrecurso disponible. El mineral solo saldrá al exterior de la mina «listo ya para su venta» en una cantidad estimada de 30.000 toneladas al año.
Según consta en la documentación, consultada por Europa Press, se obtendrán cuatro productos como fluorita metalúrgica al 90 por ciento y fluorita ácida al 97 por ciento, así como plomo –galena– y zinc, considerados minerales necesarios para la transición energética.
El proyecto, que según los promotores tendrían un horizonte de duración de 36 años, prevé empleo para 60 trabajadores que se repartirán en dos turnos para la fase de explotación y tres para la fase de tratamiento, incluyendo horario nocturno.
La Junta da la autorización ambiental con condiciones entre las que figuran la obligación de hacer, previo a la apertura de la mina, un estudio de un año de duración para actualizar datos sobre la presencia o no de murciélagos en la cavidad «por la presencia de especies amenazadas», además de llevar a cabo el inicio de las obras evitando los periodos de invernada y reproducción de estos animales.
Al margen de los condicionantes para limitar las emisiones y la contaminación acústica, la Delegación Territorial de Sostenibilidad, Medio Ambiente y Economía Azul impone medidas para minimizar el impacto en la flora y fauna del entorno y demanda localizar poblaciones de Seseli intricatum, y Astragalus tremilsianu, planta endémicas y en peligro.
La resolución recoge la totalidad de la superficie de concesión minera delimitada se encuentra incluida en el interior de la Zona Especial de Conservación (ZEC) ‘Sierras de Gádor y Enix y dista unos 8.500 metros en línea recta por el norte del Parque Natural, Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) y Zona de Especial Conservación (ZEC) ‘Sierra Nevada’, si bien precisa que, en la fase de explotación, la afección se reduce a 0,3 hectáreas de superficie.
Añade que, al tratarse de una «mina abandonada», el entorno ya se encuentra alterado y «no se prevé afección sobre las especies» aunque, además de la flora citada anteriormente, idenfifica una elevada diversidad faunística en la que destaca por su número de ejemplares la presencia del águila real, el águila-azor perdicera, el búho real, y numerosas aves esteparias aunque «fuera del ámbito del plan de conservación». Precisa, asimismo, que el caracol terrestre característico de la Sierra de Gádor no se ubicaría en la zona de concesión.
Minería de Órgiva inició en 2020 la tramitación ambiental del proyecto, que se plantea como una continuidad de la actividad abandonada, por lo que la práctica totalidad de las infraestructuras necesarias para la explotación están ya realizadas, y solo seria necesario realizar las galerías de acceso a las zonas sin explotar.
Un año antes, el Ayuntamiento de Berja anunció que la empresa había pedido permiso hacía seis años al Ministerio de Industria para investigar las posibilidades de reactivar las minas de Berja e informó de que, tras llegar «a la conclusión de que la actividad era totalmente viable», se habían «puesto manos a la obra».
Detalló que la fluorita se usa principalmente como fundente en la fabricación del acero, ya que reduce su punto de fusión, aunque, según subrayó, también «tiene un uso destacado en la industria del cemento» al aminorar el consumo de energía térmica y reducir temperatura de clinkerización».
El consistorio explicó que la extracción del mineral se realizaría «totalmente bajo tierra, sin sacar nada a superficie y sin producir ningún tipo de desechos o escombreras» y que el minerial saldria de la mina «directamente envasado en sacos, sin necesidad de ningún tipo de manipulación en el exterior».
Apuntó que, previsiblemente, la distribución del producto se realizaría a través del puerto de Almería, a donde se trasladaría en camiones desde Berja. La actividad minera cesó en 1980 después de retomarse en 1959 aunque el cierre se debió a motivos económicos, y no al agotamiento de cotos mineros.